lunes, 16 de diciembre de 2013

Evolución material del libro V: La Tinta

Durante este año hemos ido conociendo la historia del libro como objeto de transmisión de información en su evolución material y, en una especie de "Como decíamos ayer...", con permiso de Fray Luis de León, aquí os traemos una nueva entrega.

Pero como por aquí las cosas han cambiado un poquito, vamos a mencionar primero qué nos contaron aquellos primeros post de la serie. He aquí el índice-recopilatorio:
En esta ocasión, parece un poco lógico, tocaba el turno de algo sin lo que soportes ni sistemas de escritura y/o impresión habrían servido de mucho. Quién sabe si la evolución de la escritura no hubiera quedado estancada en aquella escritura cuneiforme tallada en barro o en cera, etc :S Es el turno de la tinta.

La tinta se compone básicamente de un colorante o pigmento, cuyo origen puede ser animal, vegetal, mineral o químico, y de un diluyente o vehículo, el cual sirve para aglutinar el pigmento de forma manejable y homogénea. Además, en la actualidad la tinta puede contener otros componentes que modifiquen sus propiedades, tales como la densidad, la capacidad de secado o absorción, la flexibilidad, la oxidación o el brillo y la intensidad del color.

Pero la invención de la tinta está entre los primeros de la civilización, por ello hay que buscar sus orígenes remontándose muy atrás en el tiempo. La primera tinta que podemos reconocer es la comúnmente denominada tinta china, aparecida en aquel país en épocas muy tempranas que algunos sitúan incluso alrededor del año 2.500 a.C. 

Esta se componía de negro de humo, aceite, gelatinas de origen animal, y almizcle para disimular el olor, si bien la fórmula se iría desarrollando y modernizando hasta la actual.

La composición de las tintas a lo largo de la historia varían según las civilizaciones que analicemos, los recursos que tenían disponibles y las épocas. Y la complicación para conseguir los colores de las tintas marcarán la utilización que se le dará a estas... y todo esto da para un libro.

Como ejemplo, cabe citar que en la antigua Roma se utilizaba comúnmente la tinta negra y que esta era obtenida a partir de una base de hollín, heces de vino o incluso de la tinta natural obtenida de cefalópodos como el pulpo o el calamar. La tinta roja, menos corriente, se obtenía a partir de minerales como el cinabrio, mineral también conocido como bermellón y era utilizada únicamente para las letras capitales, otras mayúsculas o para títulos y resúmenes.

Pero la auténtica revolución de la tinta vendrá de la mano de la tinta ferrogálica, cuyo uso se extenderá desde la Edad Media hasta bien entrado el siglo XIX, sobre todo en Occidente. La tinta ferrogálica se fabricaba a partir de una mezcla de sulfato ferroso y agua, aunque podían utilizarse elementos como la goma arábiga para espesar la disolución. Era muy fácil y barata de producir, además de poseer otras propiedades como su durabilidad interesantes.

En resumen, la acción química de la oxidación del hierro sobre el papel daba lugar a ese característico color marrón oscuro y lograba la fijación de la tinta sin necesidad de un aglutinante. Estas tintas, una vez aplicadas, eran insolubles al agua, por lo que en este sentido pueden considerarse permanentes, sin embargo, son la pesadilla de los conservadores y restauradores del patrimonio bibliográfico pues, por su naturaleza, tienen diversos efectos negativos: 

Por un lado, el color de la tinta va perdiendo intensidad transformándose en un marrón cada vez mas claro afectando así a su legibilidad. Por otro, la acidez de la mezcla posee gran poder de corrosión, por lo que puede llegar a degradar los soportes como el papel o el pergamino hasta el punto incluso de la desintegración.

Por suerte, las tintas actuales parecen haber superado estos problemas e, incluso, sus limitaciones a partir de nuevas propiedades. Pongamos por ejemplo los globos de feria, para cuyos dibujos se han utilizado tintas especiales con una gran capacidad de elasticidad. O la que decora las latas de refresco, cuya dureza y resistencia a los arañazos y ralladuras está probada. O la utilizada para los tatuajes eliminando todo elemento tóxico o perjudicial en su composición.

Pero no podemos despedirnos sin una especial consideración a la revolucionaria tecnología de la tinta electrónica (eInk) a partir de la estimulación electromagnética de unos polímeros suspendidos en un gel que forma parte de una pantalla de un dispositivo electrónico. Así es como entramos en la era de los eBooks o libros electrónicos, pero eso será próximamente.

Por el momento os recomendamos el siguiente documental del canal Historia y su serie Maravillas Modernas, que no tiene desperdicio. Es un poco largo (43 minutos) pero no os lo podéis perder ;) ¡Os sorprenderá!

2 comentarios :

  1. Saludos desde La República de Colombia, Departamento de Cundinamarca, Municipio de Sesquilé, tierra que tiene la Laguna del Cacique Guatavita donde se originó la Leyenda del Dorado.

    La tinta por excelencia ha sido el medio para estampar las letras, números, símbolos, etc., sobre diversos soportes (piedra, cortezas, pieles, pergamino, papel...) por medio de ella podemos comunicarnos.

    At, Hilario Rodriguez

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y damos gracias por esta comunicación Jorge ;) Un saludo!!!

      Eliminar