La sociedad de la información es un hecho, es la que vivimos y sobre esto no existe ya discusión alguna. Desde hace años nos rodean nuevas tecnologías que facilitan el día a día, o al menos es lo que pretenden, pero la gran cantidad de información a la que tenemos acceso y que nos rodea, en ocasiones, provoca situaciones y comportamientos algo anormales.
La posibilidad que tenemos de acceder a cantidades ingentes de información es real, cada uno de nosotros, en un par de cliks podemos llegar a millones de documentos y por eso, en la actualidad, esta situación está provocando que se produzca una acumulación de información sin precedentes en los dispositivos electrónicos que disponemos, ya sean teléfonos, tabletas, portátiles o memorias externas, han evolucionado de tal forma que es posible llevar, por ejemplo, la discografía completa de tus grupos preferidos y una biblioteca con los mejores libros en el bolsillo.
Pero la posibilidad de acumular toda esta información puede llegar a ser enfermizo, tal como un enfermo del síndrome de Diógenes acumula basura por el mero hecho de hacerlo, en la actualidad ha surgido, ligado al mundo tecnológico el denominado Diógenes Digital, la acumulación de datos sin saber si tendrán utilidad o no.
Si no, para que tener por ejemplo cientos de libros guardados en un ebook? se van a leer todos ? hay vida para ello? Almacenamos canciones que posiblemente no escuchemos, películas que no veremos, o libros que no leeremos… simplemente por el placer de tenerlo o el placer de descargarlos. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. A casi todos nos cuesta borrar información de nuestro ordenador, aún siendo conscientes de que es inservible. Sin embargo, la mantenemos “por si acaso” en un futuro la necesitamos.
Otro ejemplo de Diógenes Digital, aunque indirecto, es el correo electrónico, ya que en este caso no buscamos la información de forma directa, sino que indirectamente, ya sea por motivos profesionales, ya sea por que se realizo una búsqueda o consulta previa (newsletter, concursos, información, etc...), los e-mail llegan a diario. Todos hemos oído de boca de alguien decir la frase: "Lo primero que hago al llegar al trabajo es mirar los e-mails e intento borrar los máximos posibles, pero me lleva demasiado tiempo valorarlos uno a uno, por lo que se me van acumulando". El resultado son bandejas de entrada de correo atestadas de mensajes esperando a leerse.
Enrique Dans hace algunos años clasificaba en su blog los diferentes perfiles de los usuarios de correo electrónico, os recojo un resumen de lo que él decía:
- El “auditor“: Todo aquello que le envían debe ser guardado y clasificado con mimo. Su bandeja de entrada aparece limpia y ordenada, tan sólo permanecen en ella los correos sin procesar, que requieren acción por su parte o esperan contestación.
- El del “Síndrome de Diógenes“ Lo guarda todo, pero todo, todo, todo. Desde el primer correo que le envió su novia, ahora madre de sus hijos, hasta los mensajes basura que le persiguen todos los días ofreciéndole alargamientos descomunales de determinadas partes de su anatomía
- La “memoria selectiva“: se trata de una variante atenuada del síndrome de Diógenes o del auditor. Probablemente empezó igual, pero en algún momento, su ordenador explotó y le dejó amnésico. Ahora guarda sólo las cosas que son importantes, pero no tiene ni idea de que ocurrirá si algún día su archivo vuelve a explotar.
- El “sentimental“: guarda sólo lo que tiene “de verdad importancia”, el correo con su evaluación del desempeño, el e-mail de una ex-novia que le encontró en Google, la carta de aceptación de su artículo, el correo de despedida a toda la organización de aquel tío tan majo que trabajaba en el despacho de al lado… nunca los ha vuelto a consultar, pero ahí los tiene, en una carpetita que cuelga de su bandeja de entrada, como fotos amarillas en un álbum…
- La “entropía total“: no sabe lo que tiene, ni donde lo tiene. De vez en cuando agrupa su enorme bandeja de entrada, en la que se acumulan spam, newsletters de todo tipo, correos de amigos y temas profesionales de todo tipo, y realiza operaciones que pueden calificarse en algún lugar entre la “pira purificadora” y la “limpieza étnica”
- El “vivalavirgen“: ¿Para qué vamos a guardar nada, si la vida es un sinvivir? Total, las cosas se clasifican entre las que no son importantes, y por tanto hicimos bien en borrar, y las que sí lo son, y por tanto ya nos volverán a enviar…
En definitiva, creo que debemos ser mas consecuentes con lo que guardamos o no y como lo guardamos, tenemos que ser más realistas sobre el uso de la información que vamos hacer, desprendernos de lo que no vamos a usar y olvidarnos del "por si acaso", pues siendo algo pirata....¿para que quieres tenerlo guardado a la espera de usarlo, si cuando lo vayas a necesitar te lo puedes descargar en unos segundos? :)
Fuentes:
http://blogs.lne.es/nuevastecnologias/2009/05/23/el-sindrome-de-diogenes-digital/
http://nuevastecsomamfyc.wordpress.com/2012/06/16/diogenes-digital/
http://elpais.com/diario/2009/03/31/sociedad/1238450401_850215.html
http://www.enriquedans.com/2005/03/que-hacemos-con-los-correos.html
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