El mundo en el que nos movemos hoy día está hiperconectado, incluso el Monte Fuji, el punto más alto de Japón, a 3.776 metros sobre el nivel del mar, dos operadoras, Softbank y NTT Docomo, ofrecen servicios de conexión a Internet de alta velocidad, algo que refleja hasta que nivel las conexiones de datos nos rodean.[1]
Lo primero que hizo que estuviéramos conectados fue el teléfono móvil, nos hemos acostumbramos a salir a la calle con él en el bolsillo, estar en cualquier sitio sin teléfono puede producir en algunas personas angustia ante la posibilidad de tener que usarlo o pensar que podría perder una llamada entrante, algo que años atrás se solventaba con el contestador automático, ahora llamado, curiosamente, buzón de voz, pero que hoy día ya no es, en muchas ocasiones, ni necesario, pues las conexiones de datos facilitan, o no, la transmisión de mensajes. Es decir, llamas por teléfono y si no contestan o el dispositivo está apagado se opta por escribir un mensaje en uno de los populares chat.[2]
Hoy en día es normal estar permanentemente conectado a Internet a través del teléfono, da igual si estamos en casa, en el trabajo o de paseo, recibimos y enviamos mensajes y correos a cualquier hora del día, cualquier día de la semana, estemos donde estemos, no se apaga el dispositivo nunca y es, incluso, compañero de viaje en las visitas al cuarto de baño.